miércoles, 12 de junio de 2013

'Solar Impulse', el primer avión solar destinado a recorrer el mundo

 A sus 54 años, Piccard es un auténtico aventurero, con récords mundiales que dan prueba de ello. Décadas después de ser un pionero en aviones ultraligeros en 1970, Piccard y su colega Brian Jones fueron los primeros en dar la vuelta al mundo en un globo, sin escalas, en 1999. Su góndola es mostrada en el Museo Smithsonian.

Llamémosle un logro tecnológico histórico o un viaje de victoria por todo Estados Unidos. Digamos que es una promoción desvergonzada de una polémica agenda energética. Sus propietarios simplemente lo llaman Solar Impulse.

Es el primer avión tripulado para volar durante 24 horas sin nada más que baterías alimentadas por energía solar. Así es, hablamos de un aeroplano que se alimenta del sol y puede volar de noche. "Teóricamente", dijo el piloto, Bertrand Piccard, "el avión puede volar eternamente".

El Solar Impulse, fabricado en suiza, está de gira por EU y volará en cinco tramos desde California a Nueva York. Para 2015, Piccard y su copiloto, Andre Borschberg, esperan que la próxima generación de este avión pueda dar la vuelta al mundo.

Es una meta muy grande para este simpático diseño, lento y poco manejable, con un neumático principal, una cabina pequeña y sin baño. Está hecho de materiales ligeros y sus paneles solares están incrustadas en las alas. Básicamente, es una celda solar voladora gigante.

Darle la vuelta al mundo es solo una parte del plan. La misión también incluye una agenda ambiental destinada a promover el uso de tecnologías verdes y las fuentes de energía renovables, como el sol y el viento.

Charlamos con Piccard por teléfono en el aeropuerto Phoenix Sky Harbor, en donde aterrizó el Solar Impulse después de volar las primeras 18 horas y 650 millas desde Mountain View, California. Como medida de seguridad, Piccard tuvo que sobrevolar en círculos el aeropuerto para esperar a que las autoridades suspendieran las operaciones de vuelo comerciales y poder iniciar el descenso.

Las turbulencias suponen un mayor peligro para el Solar Impulse, dijo Piccard. Mientras volaba cerca del puente Golden Gate, en San Francisco, señaló que experimentó una de las peores turbulencias desde que comenzó a volar la aeronave en Europa hace ya varios años.

Incluso con la lenta velocidad de crucero del avión, a 43 millas por hora, Piccard "verdaderamente luchó por mantener el avión en su ruta", dijo. El volar a través de las nubes y las montañas cercanas es lo que ocasiona mayores probabilidades de turbulencia. Él tiene un paracaídas de mano para el peor de los escenarios, el cual dijo es poco probable.

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